
10 Ene Avión Supersónico
Cuando hablamos de transporte de pasajeros en aviación podemos decir que los aviones han aumentado su capacidad para transportar un mayor número de pasajeros, pero lo que no ha aumentado durante los últimos años es la velocidad a la que los aviones pueden realizar sus viajes.
En los años 50 se comenzó a plantear la posibilidad de crear un avión comercial que fuera capaz de alcanzar velocidades supersónicas, velocidades más allá de los 1.234,8km/h.
Así nació el Concorde. Un avión supersónico con una longitud de 62m, capaz de alcanzar una velocidad máxima de 2.179km/h. Era capaz de recorrer la distancia existente entre Londres y Nueva York en poco más de 3 horas.
Hace ya 15 años que el Concorde realizó su último vuelo. Fue el 24 de octubre de 2003.
Las aerolíneas British Airlines y Air France fueron las únicas en disponer del Concorde entre su flota de aviones.
El Concorde, ya desde sus cimientos nació como un proyecto no rentable. El alto coste del mantenimiento del avión y el alto consumo de combustible hicieron que el coste de los billetes fuera inalcanzable para muchas personas.
Además, la caída de la demanda de vuelos tras los atentados ocurridos el 11-S y varios accidentes, entre ellos el ocurrido en julio del año 2000, acabaron poniendo fin a este avión supersónico.
En la actualidad parece que se ha retomado el interés por este tipo de avión y ya hay cuatro compañías que quieren poner en el aire aviones supersónicos de nuevo. Las compañías interesadas son: Aerion, Spike Aerospace, la NASA con su nave experimental QueSST, y Boom Supersonic.
Todas estas compañías ya han anunciado que dispondrán de sus respectivos modelos antes del año 2023.
La empresa americana Boom Supersonic, con base en Denver anunció que tendrá un prototipo de un modelo biplaza en este año 2019. Y que en 2023 dispondrá de un avión supersónico con capacidad para 55 pasajeros capaz de volar a Mach 2,2 (aproximadamente 2.700Km/h) con un alcance de 8.300Km.
Gran parte del éxito futuro de estos proyectos dependerá de la capacidad de estas compañías para contrarrestar algunos elementos más determinantes de este tipo de aviones. Como, por ejemplo, la necesidad de volar más alto para alcanzar la velocidad supersónica. Lo que afecta a la duración del vuelo, ya que se necesita más tiempo para ascender y descender.
O el impacto medio ambiental del estallido sónico.
O la necesidad de crear motores con nuevas tecnologías que permitan un menor consumo de combustible, ya que a mayor velocidad mayor es el consumo de combustible. A la vez que, estos motores emitan menos gases de efecto invernadero.
Por lo tanto, queda por ver cómo la utilización de los nuevos biocombustibles que proyectan estas nuevas compañías puede reducir la emisión de estos gases.
Y no debemos olvidar que también deberán demostrar su viabilidad económica, ya que, al fin y al cabo, fue una de las claves para la desaparición del extinto Concorde.

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